INICIO PRUEBAS MOTOTURISMO PINTURA DE MOTOS BRICOMOTO MODELISMO

 

HARLEY DAVIDSON

V-ROD

SCREAMING EAGLE.

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

La V-Rod no es la creación más reciente de la marca, pero sí con la que mayor salto tecnológico han dado en los últimos años.

A diferencia de la mayor parte de las Harley Davidson que son evoluciones o modificaciones sobre una base ya conocida, la V-Rod salió de una hoja en blanco para crear una moto totalmente distinta a sus hermanas de marca y así poder captar clientes que nunca habían mirado este tipo de motos.

 

 

El motor es un V2 refrigerado por agua y con 1.250 c.c. diseñado con la colaboración de Porsche y con un carácter completamente diferente al clásico Big Twin americano.

Tiene menos cilindrada, menores inercias internas y sobre todo un diseño mucho más moderno que funciona mejor a alto régimen que su antecesor.

 

 

En la V-Rod Screaming Eagle la primera diferencia que notaremos es el descomunal neumático de 240 mm. que monta en la rueda trasera, pero los cambios también están por dentro. El motor tiene un 10% de potencia más que la V-Rod standard y se nota en marcha desde el primer momento.

El comentario general es…¡¡¡Como estiraaaaa!!!

En marchas cortas es muy fácil llegar al corte de encendido sin darnos casi cuenta. La moto acelera como un cohete, pero de forma más suave que sus hermanas Fat Boy o Electra Glide Screaming Eagle. Este motor tiene menos par, pero a cambio permite unas estiradas dignas de motos mucho más deportivas.

 

 

 También el sonido es muy distinto, aquí está más apagado pese a los escapes más abiertos que en la moto de serie y sobre todo notamos una ausencia de ruidos mecánicos que sí son habituales en los motores de aire de la marca, y también, que a diferencia de esos motores, no sube el régimen de ralentí cuando estamos parados mucho tiempo en un atasco, en vez de eso se dispara el electroventilador.

 

 

 

 

En esta versión, el contacto ha cambiado de ubicación, pasando a estar junto a la pipa de dirección, un lugar no solo incómodo, sino que la tapa del mismo esta situada de manera contraria a toda lógica, siendo bastante difícil insertar la llave desde el asiento.

 

 

 

 

 

También se ha cambiado con respecto a la V-Rod normal la apertura del asiento para poder acceder al depósito que está debajo de este. En este caso si que han acertado de lleno con un sistema cómodo y de muy fácil acceso, aunque con ello no han mejorado la comodidad del asiento del pasajero, pequeño e inclinado hacia atrás. Ojo con las salidas en los semáforos, no sea que perdamos al paquete.

Como en la mayoría de las custom, echamos de menos algo más de capacidad de depósito, y en este caso más aún ya que los consumos no son especialmente reducidos, sobre todo si jugamos con el motor en la zona alta del cuentavueltas.

 

Para no desentonar con sus hermanas de gama, la pintura de la V-Rod es espectacular. El chasis está pintado en el mismo rojo con partículas de efecto que destellan al sol con reflejos naranja con el que está pintado el depósito y el colín, aunque estos últimos realizados en aluminio, dejan ver parte de este material a través del barniz transparente.

Como la Fat Boy, el color plata que se ve no es tal, sino el aluminio de las piezas protegido por una capa de barniz.

 

 

 

Y por descontado, la sobredosis de cromo habitual en las series limitadas de Harley, en este caso llevado al extremo. Toda, absolutamente TODA la moto está cromada.

 

La iluminación nocturna del cuadro de relojes es preciosa. Muy completo, por cierto, con cuenta-revoluciones, nivel de combustible por leds, doble parcial, etc,