INICIO PRUEBAS MOTOTURISMO PINTURA DE MOTOS BRICOMOTO MODELISMO

 

 

 

Una de las salidas domingueras más habituales de los moteros de Barcelona es la de las Costas del Garraf hasta el Pantano de Foix.

 

Lo peor de esta ruta es que el tráfico hasta el Garraf es tremendo, por lo que merece la pena estirar esta ruta  a través de las carreteras del sur de Cataluña y disfrutar de los maravillosos paisajes de la zona.

 

Desde Vilanova y la Gertrú por el pantano de Foix y Castellet es posible seguir hasta enlazar con la nacional 340 y abandonarla antes del Vendrell hacia la preciosa y revirada carretera que lleva a Valls, con muy buen asfalto y un trazado lento pero muy divertido.

 

 

Si la ruta la hacemos como es el caso en febrero, es decir, en plena temporada de Calsots (una variedad de cebolla típica de Cataluña) se hace obligatorio parar a probarlos.

 

 

 

 

 

 

 

 

 

La ruta hasta Tortosa se puede hacer directa o podemos aprovechar para pasar por pueblos como Montblanc para disfrutar de su conjunto amurallado y su centro histórico, o Capellades, donde podemos visitar el Museo del Papel, un antiguo molino de fabricación de papel reconvertido a museo y centro de investigación histórica.

 

 

En lo alto de Tortosa, el Parador de Turismo construido sobre un castillo del siglo X, preside la ciudad y la comarca, obsequiando al visitante con unas vistas preciosas que alcanzan muchos kilómetros a la redonda.

 

 

 

 

Vistas que con un poco de suerte, nos pueden regalar atardeceres como este.

En invierno el sol tan bajo provoca que el cielo parezca estar en llamas. En vivo es aún mejor que en la foto.

 

 

 

 

Y a veces la lluvia pone su granito de arena para formar arcoiris como este.

 

 

 

El Ebro nos acompaña durante gran parte del recorrido, y de él depende en gran parte el trazado de las carreteras de la zona, en general con buen trazado y bastante bien conservadas, aunque cada vez con más radares instalados en los arcenes.

 

 

 

Y ya que hablamos del Ebro, nada mejor que cruzarlo en algunas de las numerosas barcazas que como antaño, cruzan de una orilla a otra, como esta que lleva hasta el castillo de Miravet.

La experiencia es interesante, aunque reconozco que da un poco de miedo meter una moto de 300 Kg. en una barcaza que se mueve más de lo deseable. Afortunadamente los barqueros están acostumbrados a subir motos y todo acaba como debe ser, en la otra orilla y no en el fondo del río.

 

LA MOTO:

La Honda ST 1300 Pan European fue la compañera perfecta para este viaje.

Cómoda, rápida y con una buena capacidad de carga para poder volver a casa con algún vino de la tierra en las maletas.

 

Ver prueba completa ST 1300

 

LA RUTA:

Aunque hay miles de posibilidades, aquí tenéis una de ellas, con salida desde Barcelona.